GLOSAS

"Hay que saber que no existe país sobre la tierra donde el amor no haya convertido a los amantes en poetas."

 

Voltaire. (1694-1778) Filósofo y escritor francés 

Suspirábamos con los versos, cuyos autores se nos antojaban inmortales. Y con el transcurrir de los años corroboramos la inmortalidad de los poetas. Alguno nos regaló con su presencia y convocó con el hiato de los sentimientos y la estrechez pausada de la mano, declamar en silencio nuestra propia poesía.

Bienaventurados los poetas que rehúsan la invitación de la muerte. 

MUJER COMPROMETIDA

(Homenaje a Amado Nervo)

 

“Frente al empuje brutal

de mi terrible pasión,

le pregunto a mi razón

dónde están el bien y el mal;”

 

 Mujer que a tu compromiso,

desamorada, te aferras,

todos los días me aterras

con un romance indeciso.

Cuando expresas caso omiso

por súplicas, soy fatal.

Más tu rostro es tan vital

que me incitan sus visiones,

ceden todas las razones,

frente al empuje brutal.

 

Te encuentro y me sobrecojo,

 rosa de jardín ajeno,

tú con otro y yo tan lleno

de todo mi desalojo.

Cuando pasas, el enojo,

me hace triste el corazón.

¡Cuán terrible desazón!

¡Cuánta amargura me llena!

¡Cuánto me duele la pena,

de mi terrible pasión!

 

Me cuesta mucho creer

lo que tus ojos no expresan,

si te vas siempre regresan,

siempre retornan, mujer.

Me mientes cuando al volver

la vista muestras pasión.

Te pido una confesión,

pero al indagar adentro

sí el corazón no te encuentro

le pregunto a mi razón.

 

¿Cuán mala o buena es mi suerte?

Bienhechora por tu amor,

amor de profundo ardor,

ardor que reta la muerte.

Lo perverso es pretenderte

en tu estado marital.

Sí mi yerro es capital,

más confuso es mi sentir.

Ya no puedo distinguir

dónde están el bien y el mal.

 


EL SUEÑO

(Homenaje a Calderón de la Barca)

 

“una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño:

que toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son.”

 

Un sueño teje colores

en murales de neuronas

inventando las personas

de otro mundo sin sensores.

A veces, llena espesores

de recuerdos, sin razón.

Y le frota la ilusión

a la mente que se excluye

cuando en silencio construye

una sombra, una ficción.

 

 El sueño dura un instante

en que el latido supera

lo virtual de la quimera

en un pliegue alucinante.

Imaginamos gigante,

en ocasiones, al sueño,

sin comprender que el diseño

de este suceso es tan breve

que el más normal es muy leve

y el mayor es bien pequeño.

 

 El sueño que no se asila

en la dendrita durmiente

casi siempre está presente

donde la mente destila.

Con su presencia perfila

las  inflexiones del ceño

y cuando se vuelve empeño

llenando momentos raros

nos convence sin reparos

que toda la vida es sueño.

 

El sueño cuando transita

por espacios orbitales

le va llenando caudales

al cerebro que levita.

Pero el hecho decapita

la idea con su visión

porque en otra dimensión,

donde asoman las tensiones,

se ignoran las ilusiones

y los sueños, sueños son.

 

INEXPLICABLE

 (Homenaje a Sor Juana Inés de la Cruz)

 

“Este amoroso tormento

que en mi corazón se ve.

Sé que lo siento, y no sé

la causa por qué lo siento.”

  

Un amor inexplicable

sobresalta mis raíces

en un parto de matices,

tocando lo inevitable.

La sensación inestable

es el latir del acento,

que me subyuga el aliento

cuando el alma nunca entiende

de donde viene y le pende

este amoroso tormento.

  

Busco la causa divina

que me condensa el delirio

en un tropel del martirio

de toda mi hemoglobina.

Indago qué me destina

este amor que no busqué,

un amor que siento y me

cubre de luz sobornada

por la emoción consternada

que en mi corazón se ve.

 

Sentimiento que me arropa

donde el delirio reúne

la génesis de lo impune,

cuando el corazón galopa.

A veces, hablo a mi copa,

pregunto (qué cosa fue),

de donde vino y por qué

y entonces, mi voz contesta

en una espuria respuesta:

sé que lo siento, y no sé.

 

Con sus ecos impolutos

todo mi tiempo disfruta,

este amor que me recluta

y escala por los minutos.

Me deja sus atributos

aunque no sepa el sustento,

me atormenta de momento

cuando trato de opinar

y sigo sin explicar

la causa por qué lo siento

 

DESENFRENO

(Homenaje a Federico García Lorca)

 

“Sucia de besos y arena,

yo me la llevé del río.

Con el aire se batían

las espadas de los lirios.”

 

Era su cuerpo desnudo

un altar a la lujuria,

sexual torrente, en la furia,

del gesto anhelante y mudo.

Erguido el pezón menudo

fue presa de la colmena.

Le quedó su pelvis llena

de mil abejas labiales.

Ella lamiendo mis sales,

sucia de besos y arena.

 

  Fue en mis manos revelada

su espuria virginidad,

esa falsa castidad

se transformó en llamarada.

Gimió la bella ante cada

caricia en su bosque umbrío.

La alcé del arroyo frío,

con mi lengua le hice trazos,

acomodada en mis brazos

la fui sacando del río.

 

Sobre la yerba danzamos

sin soltarnos de las bocas,

colmados de ideas locas,

del mundo, nos olvidamos.

Ya tendidos consumamos

lo que las mentes querían.

Las carnes se poseían

en invidentes destellos

mientras que piel y cabellos,

con el aire se batían

 

Fueron orgasmos gloriosos

en sucesiones violentas,

a veces, con pausas lentas,

a veces, muy presurosos.

Volvimos, luego, gozosos

a los líquidos delirios.

Se encendieron como cirios

en el agua, los fulgores

y besaron los albores

las espadas de los lirios. 

 


 

METAMORFOSIS

(Homenaje a Carilda Oliver Labra)

 

“Quiero el vértigo y la hora,

en los pájaros despego,

quiero gastar todo el fuego,

 la vida comienza ahora.”

 

Desgajo mi corazón,

la ausencia va a los extremos.

¡Cuán pesados estos remos!

¿Dónde queda la razón?

¿Qué pasa con la ilusión?

La nostalgia me devora,

no soporto la demora

del tiempo cuando traduce.

¿La espera? ¡Qué cruel nos luce!

¡Quiero el vértigo y la hora!

  

Me arde el espacio vacío

(preludio de una añoranza),

la perceptible acechanza

ronda desde un sitio umbrío.

El minutero tardío

parece mostrar apego.

Trato de adquirir sosiego,

aferro el techo que sube,

alcanzo un trozo de nube,

en los pájaros despego.

 

Estoy volando en retazos

de tormentas celestiales,

las imágenes australes

me van brindando sus brazos.

Vivir sin vivir, en trazos,

parece ser simple juego.

Sufro llegando y no llego,

traigo el miocardio partido,

vengo por dentro encendido,

quiero gastar todo el fuego.

 

Se han extinguido las alas

y el vuelo no se detiene,

espero que se me llene

el freno de las escalas.

Siento sonreír las balas

que ha disparado la aurora,

respiro la bienhechora

candidez de una vitrina,

me salgo de la cabina,

la vida comienza ahora.

 

 

PRINCESA

(Homenaje a Rubén Darío)

 

“Las princesas primorosas

se parecen mucho a ti:

cortan lirios, cortan rosas,

cortan astros. Son así.”

 

Como salida de un cuento

viene tu rubia melena,

llena el espacio y le llena

cada molécula al viento.

Es perceptible tu aliento

en los cuerpos de las rosas.

 Habitas todas las cosas,

mitad leyenda y mujer,

como siempre suelen ser

las princesas primorosas. 

 

 Buscaba, con la lectura

de aquel texto, el parecido,

que podrías, compartido,

tener con grácil figura.

Examiné su textura,

le hice mortal para mí.

Ayer leyendo lo vi.

¡Hay semejanzas notorias!

Las princesas, sus historias

se parecen mucho a ti.

 

Estás siempre en el jardín

agotando las visiones,

con un ramo de pasiones

para un romántico fin.

Nunca hablaré de ti sin

estas corolas frondosas.

Sé de tus flores hermosas,

de tu cesto de bambú,

las princesas como tú,

cortan lirios, cortan rosas.  

  

Hay del jardín hasta el cielo

una magia vivaracha,

en que pétalo y muchacha

ascienden en loco vuelo.

El firmamento es desvelo

con alas de colibrí.

Sientes todo el cielo en ti,

a las estrellas las besas

porque todas las princesas

cortan astros, son así.

 

MI MUERTE

 (Homenaje a Juan Ramón Jiménez)

 

“Pero habrá estrellas y flores

y suspiros y fragancias

y amor en las avenidas

a la sombra de las ramas.”

 

  Cuando mi sangre no fluya

 congelada por la muerte,

una fantasía inerte,

quizá, la tumba concluya.

Lo que el deceso destruya

transformará los fulgores.

Se ahogarán los surtidores

tras la fúnebre elegía…

morirá mi anatomía;

pero habrán estrellas, flores.

 

  Será brote la mañana

en la prisa de los sueños,

parto en los ojos pequeños

tras una vista lejana.

Vestirán campos de grana,

cubriendo vastas distancias,

vendrán nuevas abundancias

en torno a sus epicentros,

labios, jurándose encuentros,

y suspiros y fragancias.

 

Habrá preludios de trinos

entre los cedros copudos,

una génesis de nudos

en las yemas de los pinos.

Se abrirán nuevos caminos

entre amapolas crecidas.

Vendrán derroches de vidas

regalando sus canciones,

dejando sus emociones

y amor en las avenidas.

 

 Se nutrirá la arteriola,

con amor, ante la entrega

del botón que se despliega

vistiendo roja corola

La tumba no estará sola

entre viejos epigramas.

Un laurel desde las gramas,

con su techumbre repleta

dará un asiento al poeta

a la sombra de las ramas.

 

MI VERSO

 (Homenaje a José Martí)

 

“Mi verso es de un verde claro

y de un carmín encendido:

mi verso es un ciervo herido

que busca en el monte amparo.”

 

 Mi verso canta a la tierra,

a todos los verdes lares;

canta a montes y palmares,

al arroyo de la sierra.

Mi verso también se encierra

entre las olas y el faro.

Viene de ese mundo raro

donde se abraza al color

y si se tiñe de amor,

mi verso es de un verde claro. 

 

Mi verso tiene colores,

para cantarle a la vida;

iris, que encuentra guarida

entre los diurnos albores.

Mi verso vuela a las flores,

toca las aves y un nido.

Adquiere otro colorido

cuando se inspira en la rosa;

se viste de mariposa

y de un carmín encendido.

 

Mi verso vive soñando

en su periplo de estrellas,

donde las humanas huellas

el rumbo van señalando.

Mas, si por error, rimando,

queda exiguo, desvaído;

en místico susurrido,

al reordenar porciones

viviendo sus emociones,

mi verso es un ciervo herido. 

 

Mi verso canta a la brisa

 en una isleña silueta,

donde el sol la piel le reta

al arco de una sonrisa.

Mi verso cruza de prisa,

llega siempre sin reparo.

Monarca de cada claro,

fortuna que no es en oro,

mi verso es un tocororo

que busca en el monte amparo.

 

 

INFANCIA

(Homenaje a Miguel Hernández)

 

 “Empieza a vivir, y empieza

 a morir de punta a punta

levantando la corteza

de su madre con la yunta.”

 

Los bigotes del guarapo

 son huellas en las facciones,

sacarosa de ilusiones

sobre un vestido de trapo.

Cuelga del cuerpo el harapo

ocultando la flaqueza.

Vuela sobre la maleza

con las botas de su piel

y en ese mundo con hiel,

empieza a vivir, y empieza.

 

 Cruza en su loca carrera

retando verdes navajas,

mientras se visten de pajas

los aires de cada hilera.

Al quedar luego a la espera

de la carreta y la yunta,

divisa la fuerza junta

que la zafra ha convocado

y el campo que ha comenzado

a morir de punta a punta.

 

Saluda a los macheteros

exhibiendo su sonrisa

y le crecen con la prisa

los lúdicos desesperos.

Después, cuando los obreros

reanudan su proeza,

mientras sube con presteza

la pila que se amontona

dulce cánula succiona

levantando la corteza

  

Le ciega la miel del pelo

disuelta sobre la frente

e intentando ser vidente

vuelca la cabeza al cielo.

Suelta sus ojos al vuelo

y en silenciosa pregunta,

observa, mientras apunta

sobre la dulce tarima,

la imagen que se aproxima

de su madre con la yunta. 

 

 

NOCTURNIDAD

(Homenaje a Gabriela Mistral)

 

“Se anegó de niebla el llano.

Se encogió el suspiro azul.

Se ha posado como mano

sobre el mundo la quietud.”

 

El astro se sumergió

entre montañas lejanas,

peinando sus grises canas, 

la tarde, se disipó.

 Incierta visión prendió

en los brazos del banano.

Como una sombra de guano

se vio la palma en la brisa,

mientras, en blanca cornisa,

se anegó de niebla el llano.

 

 El color se fue en un guiño

 azafranado del cielo,

guardando el lienzo del suelo

bajo el celestial escriño.

Se vistió de luto el liño,

donde fue verde un gandul.

Abrió su tapa el baúl,

de la noche, con sus huellas,

entre el polvo y las estrellas,

se encogió el suspiro azul.

 

Después, en hora avanzada,

se palpa un llanto foliar,

 incesante, al gotear

sobre la tierra mojada.

Desde profunda vaguada

brota un aliento lejano.

Llega el rocío serrano

volando desde el poniente,

todo el vuelo del relente

se ha posado como mano.

 

Tumba de la vida inerte

en sucesión resurgida,

muerte, que aprende la vida,

vida, que enseña la muerte.

La oscuridad es la suerte

de la extrema lasitud.

El cielo es un ataúd,

mezcla de luto y sopor,

cuando esparce sin color

sobre el mundo la quietud.

 

TE QUIERO

 (Homenaje a Mario Benedetti)  

 

“Si te quiero es porque sos  

 mi amor, mi cómplice y todo  

y en la calle codo a codo  

somos muchos más que dos.”     

 

Te quiero, porque te siento  

rozando siempre mis nubes, 

en cada vuelo te subes,  

me acaricias como el viento.  

Hay como un florecimiento  

mutuo, que vive en los dos.  

Eres parte de mi Dios,  

sólo tu piel me provoca,  

no te encuentro en otra boca,  

        si te quiero es porque sos.       

 

 Te quiero en cada alborada,  

más allá del gris ocaso;  

como parte de un parnaso  

pienso en ti, mi enamorada.  

Te amo así,  porque sobrada  

razón me lo aviva todo.  

Eres, en un dulce modo  

mi más ferviente inquietud,  

quimeras y beatitud,  

mi amor, mi cómplice y todo.      

 

 Te quiero en el redondel 

donde la luna desviste  

un canto de frío triste,  

sobre cada desnivel .  

Comparto en tus brazos el

verso, que en la musa acodo.  

Te ofrezco… te ofrezco todo…  

este amor tan delirante…  

te acompaño en lo distante

y en la calle codo a codo.      

 

 Te quiero cuando desvisto  

tu desnudez en mi mundo...  

cuando me olvido un segundo 

respirar y ya no existo.  

Vivo un amor desprovisto  

de distancias y de adiós.  

Sigues latiendo entre los  

resquicios de mi existencia…  

siempre expandes tu presencia…  

somos muchos más que dos.   

 

LA VUELTA

 (Homenaje a Rafael Alberti)

 

 “Aunque no estaba la fuente,

la fuente siempre sonaba.

y el agua que no corría

volvió para darme agua.”

 

Regresé a mi Patria amada,

contemplando cada trazo

dibujado en el abrazo

del viento y la palma alada.

Se descorrió la mirada

sobre la calle y el puente.

Se me enterneció la frente,

en mi patio con orgullo,

y casi sentí un murmullo

aunque no estaba la fuente.

 

Disfruté la voz hermosa

del sinsonte evocador,

vi a mi abuela en una flor

y la imaginé dichosa.

Se consternaba la rosa

con la gota que brotaba,

la mente sólo volaba

y recordé, como en sueños,

que jugando de pequeños

la fuente siempre sonaba.

 

Ya no brotaba aquel lirio

alrededor del rosal,

ni era un vaso de cristal

la compañía de un cirio.

No supe, ya, del delirio

del cachorro que corría.

Faltaba la gris baría

donde había una oscura huella,

extrañé la fuente aquella

y el agua que no corría.

  

Pero del recuerdo traje

lo ultrajado por la ausencia

pudiendo ver su presencia

entre el lienzo de un celaje.

Fue conmoción el paisaje

de la mente que era fragua.

Se transfiguró la yagua

en el vientre de la aurora

y aquella fuente sonora

volvió para darme agua.

 

 

OLEAJE 

(Homenaje a Gustavo Adolfo Bécquer)

  

 “Dos olas que vienen juntas

a morir sobre una playa

y que al romper se coronan

con un penacho de plata.”

 

 Tiene el aire olor salobre,

aliento de la marina,

un sabor que se adivina

en los anzuelos de cobre.

La espuma se encuentra sobre

la silueta de las puntas.

Braman acuáticas yuntas,

parecen retar al cielo,

sienten fervor y recelo

dos olas que vienen juntas.

 

 Se encabritan en la altura,

descienden para subir,

ansiosas por recibir

el trofeo de la albura.

Hay un cambio en su textura

cuando la fuerza desmaya.

Al final, tras blanca raya,

por un estrecho azulado,

vienen con gesto cansado

a morir sobre una playa.

 

Mientras, en la abrupta orilla

hay un concierto de ruidos,

un tránsito de los fluidos,

deleite en la barandilla.

Mueven una vieja quilla

y entre rocas la aprisionan,

las olas que se amontonan

con un estruendo violento,

que se besan bajo el viento

y que al romper se coronan.

  

 Tras el líquido alborozo

el embrujo se acelera

y le brota una quimera

a la cresta en su retozo.

La intención trae el esbozo

en la cima que dilata.

Toda la fuerza desata,

rompe el color desafiante

y se corona al instante,

con un penacho de plata. 

 

 

ENCUENTRO CON LA MADRE MUERTA

(Homenaje a Pablo Luis Álvarez Denis)

 

“Duermes. El reloj no atrasa

su latido de metal;

las horas en el portal

están cuidando la casa.”

 

Cruzo la puerta temblando,

se descubre mi camino,

el desvelo del felino

tensa mis piernas, rozando.

Vuelvo al sigilo tratando

de no despertar la casa.

La luna se asoma y pasa,

mi beso escala silente

los peldaños de tu frente.

Duermes. El reloj no atrasa.

 

El ventilador me adula

soplando fresco en la piel.

¿Huyes de la muerte cruel?

¿Es la noche quien la anula?

¿Es un reloj quien regula

sobrepases el final?

Siento un aliento de sal

tibio sobre las mejillas,

liberan las manecillas

su latido de metal.

 

¿Cómo se puede medir

la distancia de un minuto?

El tiempo se agita astuto

y me vuelve a consumir.

No es la sábana un latir,

sólo recuerdo de cal.

¿Acaso soy el virtual?

Me regreso a las estrellas

para contemplar en ellas

las horas en el portal.

 

Reedito otra vigilia

de angustias por un regreso,

la noche me ofrece un beso

con ilusión de familia.

La expectativa se afilia

a todo ruido que pasa,

en una frecuencia escasa

tienen ecos las aceras,

constelaciones de ojeras

están cuidando la casa.

 

TODAS LAS MANOS

(Homenaje a Nicolás Guillen)

 

“Alcemos una muralla

juntando todas las manos;

los negros, sus manos negras,

los blancos, sus blancas manos”

 

 Además de detestable,

aislar las manos es cruel;

la libertad de la piel

es derecho inalienable.

La omisión es condenable,

es censurable quien calla.

Se precisa de una valla,

sin colores, con derechos;

que vengan todos las pechos,

alcemos una muralla. 

 

 Una muralla de amores

 que se oponga a la exclusión;

para parar la escisión

de razas y de colores.

Juntemos nuestras labores

como pétalos humanos.

Vengan dichosos, ufanos,

adosados sin quebrazas

seres de todas las razas,

juntando todas las manos.

 

Que las manos vengan todas,

llenas de fuerza, unidad;

que sea la afinidad,

el motivo de sus odas.

Cual un coloso de Rodas,

es el cuerpo, que ya integras.

En la muralla te alegras,

cuando juntan en los flancos,

sus blancas manos, los blancos,

los negros, sus manos negras.

 

 Las manos son los faroles

de la muralla dichosa;

es férrea hermandad gozosa

donde se encienden crisoles.

La pared cumple sus roles,

hace de dos, dos hermanos.

Vuelve el ser, a ser humano,

cuando ofrecen sus reintegros,

sus negras manos, los negros,

los blancos, sus blancas manos.

  

IDIOMA GESTUAL

(Homenaje a Manuel Acuña)

 

“Porque en tus ojos asoma

con un dulcísimo encanto

todo lo hermoso y lo santo

del alma de una paloma.”

 

No requiero preguntarte

por todo lo que me amas,

 sé que, enseguida, te inflamas

cuando prometo besarte.

No tengo que interpelarte,

puedo preverlo en tu aroma.

No requiero del idioma

con un verbo delator;

se bien de este inmenso amor,

porque en tus ojos asoma.

 

Me dices cuanto me quieres,

 con el brillo de tus ojos,

cuando adivino sonrojos,

rememorando placeres.

Me dices, que me prefieres

sin palabras, con encanto.

Seguro estoy, me amas tanto.

Lo sé, por tu boca amada;

porque ríe, afortunada,

con un dulcísimo encanto.

 

Me dices cuanto me adoras,

 cuando turbada respiras,

tiemblas, me miras, suspiras

y en responderme demoras.

Conozco cuanto me añoras,

al marcharme, por tu llanto.

Sé, bien, que me quieres tanto,

sin una oral expresión;

encuentro en tu corazón

todo lo hermoso y lo santo.

  

Sé de todo ese cariño

por el tacto de tu piel,

mostrado siempre por el

anhelo, bajo el corpiño

Se de tu amor, en el guiño,

por ese callado idioma.

Tu dialecto se me asoma,

sin que, al fin, me digas nada,

como lengua enamorada

     del alma de una paloma.